Índice de Masa Corporal: Lo Que Debes Saber

Dentro del mundo de la medicina y la estética, siempre ha estado bien presente el término, pues posee una relevancia enorme para el correcto monitoreo y control de la salud y la apariencia de las personas.

Mientras que el índice de masa corporal es poco más que una forma de medición, puede ser un indicativo esencial para lograr la prevención de enfermedades y, en los casos más severos, ataques fulminantes que puedan inhabilitar o dar muerte a la persona.

Es por estas razones que el concepto de índice de masa corporal es uno que debemos tener siempre presente, entendiéndolo y aplicándolo en nosotros mismos, llevando así el control del estado de nuestra salud.

Entendiendo el Término

En palabras muy simples, el índice de masa corporal, también conocido por sus siglas IMC, es una medida de asociación entre la masa y la talla, lo que nos permite saber si la persona se encuentra en su peso adecuado o no. La forma de calcular este índice es un tanto compleja, pero se puede simplificar de la siguiente forma: masa entre estatura al cuadrado; kilogramos entre metros cuadrados de altura.

Los resultados del índice de masa corporal van desde menos de 16 puntos a más de 40. Entre ellos, se pueden clasificar las distintas etapas de peso que puede tener una persona, así como categorizar la serie de riesgos relacionados a la salud a la que se exponen. El peso normal y recomendado se estima entre 18,5 y 24,9.

A pesar de su utilidad y gran precisión, muchos sectores de la medicina creen firmemente que el IMC es solo aplicable de forma realmente eficiente a personas adultas. Esto se debe a que los niños y adolescentes están en una etapa de constante crecimiento y los resultados no son tan confiables. Sin embargo, en estos casos, puede dar una buena idea de si en menor de edad está corriendo riesgos de algún tipo.

Teniendo un IMC Bajo

Cuando se está por debajo de 18,5 puntos, se considera que la persona tiene bajo peso. En esta categoría, existen tres niveles distintos: la delgadez leve, moderada y severa, separadas entre ellas por un solo punto en la valoración del índice de masa corporal.

Las personas con peso bajo suelen ser aquellas que sufren de desnutrición. Sin embargo, también vemos enfermedades como el VIH/SIDA, el cáncer de estómago, la tuberculosis, la diabetes y el hipertiroidismo, que pueden llevar a la persona a perder peso de forma acelerada y dejarla en este estado crítico. El riesgo más notable es la deficiencia inmunológica.

Teniendo un IMC Alto

Este es el tema que más nos interesa. El número de personas con un IMC alto crece aceleradamente y parece no detenerse. Aquellas entre 25 y 29,9 puntos están en estado de sobrepeso, antesala a la obesidad. Por el otro lado, entre 30 y 40 puntos, se encuentran las tres peligrosas categorías de la obesidad: leve, media y mórbida.

Una persona con obesidad leve tiene un 44 por ciento de riesgo de muerte más elevado en comparación con alguien en su peso recomendado. Luego, quien tiene una obesidad media, incrementa este riesgo a 88 por ciento.

Increíblemente, quienes entran en una preocupante etapa de obesidad mórbida incrementan el riesgo de muerte en 250 por ciento. Esta misma etapa, que es la más elevada en la clasificación del IMC, además del riesgo de muerte, causa discapacidad, exclusión social y problemas psicológicos.